Razón crítica
Pobreza e inflación
El crecimiento de la economía de Argentina en 2021 (10,3%) ha sido insuficiente para sacar de la pobreza a quienes se hundieron por la pandemia de la covid-19.
El país sudamericano cerró el año pasado con un 37,3% de su población bajo el umbral de la pobreza, una mejora de 4,7 puntos porcentuales respecto al peor momento de la crisis sanitaria, pero aún por encima del 35,5% que registraba antes de que las restricciones impuestas por el coronavirus agravasen la crisis económica que arrastraba desde 2018. La elevada inflación, que volvió a superar el 50% en 2021, impidió que la mejora económica se sintiese en los hogares más vulnerables. La reactivación del mercado de trabajo en 2021 —con un caída del desempleo hasta el 7%, el más bajo desde 2016— contribuyó a que los ingresos aumentasen por encima de los gastos y dio un poco de oxígeno a muchos hogares. Sin embargo, según el Indec, en los hogares pobres existe una brecha de casi el 37% entre el dinero que entra en casa y el que necesitan para hacer frente a la compra de alimentos y bienes básicos, como vestimenta y medicamentos, entre otros. El ingreso total para estas familias era de 46.712 pesos mensuales (400 dólares, al cambio oficial) a finales del año pasado, mientras que el costo de la canasta básica ascendía a 74.059 pesos (637 dólares) (Fuente: Mar Centenera para El País www.elpais.com).
Nada que festejar mi nada para vanagloriarse en la corporación política. La mejora en algunos de estos números no se traducirá en la mesa de muchos argentinos si no se resuelve un problema fundamental de nuestro país: la inflación.
La inflación redujo los avances logrados el año pasado y amenaza con provocar un nuevo retroceso este 2022. El pasado febrero, los precios aumentaron un 4,7% respecto a enero y los alimentos subieron un 7,5%, lo que encendió todas las alarmas. Ante el pronóstico de que los indicadores iban a empeorar aún más en marzo, el Gobierno de Alberto Fernández anunció una guerra contra la inflación que por ahora se ha traducido en medidas con escaso impacto en los bolsillos (Fuente: Mar Centenera para El País www.elpais.com). Es inviable combatir la pobreza de esta manera. En la medida en que no se corrija el índice inflacionario, las mejores que se pudiesen lograr en los bolsillos de las personas siempre correrán por detrás de la suba de precios. Lo cual implica que a cada actualización salarial, los ingresos de diversos sectores cada vez alcanzarán menos. Esta situación, a su vez, implicaría una vuelta de ellos a la pobreza.
Es increíble que a esta altura no se logre comprender la complejidad de la inflación en el cotidiano de los segmentos más humildes. Ya no existen referencias de precios y muchas familias tienen que soportar variados aumentos en, por ejemplo, alimentos básicos. En la medida en que no se solucione la cuestión inflacionario, esta realidad continuará siendo así para ellos.
En fin, si las mejoras no se traducen en un control inflacionario, siempre estarán a medias.
Julián Lazo Stegeman