En el barrio Defensa Costera
Bar “El Muñeco”, más de 40 años de tradición en Gualeguay
SEGUNDA SECCIÓN dialogó con Miguel Ángel Pérez propietario del bar “El Muñeco”, que funciona en Barrio Defensa Costera desde el año 1980. Miguel Ángel, también conocido popularmente como el “Muñeco Pérez”, nos cuenta una reseña sobre su emprendimiento y sobre la historia de vida detrás de un mostrador.
Su desempeño en esta actividad comercial, sin embargo, se remonta a principios de los años 60’, siendo niño y luego fue consolidándose en el rubro.
¿Cuáles fueron sus comienzos en esta actividad?
Primeramente, estuve trabajando en la Terminal de Ómnibus, en calle Alberdi, haciendo trabajos de limpieza, cargar mercadería a las heladeras. Eso lo hice desde el año 63’ hasta el 69’, momento en que se terminó el bar ‘La contra’. Con un amigo alquilamos un local, que estaba al lado de la famosa “Tapicería López” e inauguramos el bar que se llamó “Los Amigos”. Pero ese proyecto con mi amigo y socio culminó y comencé el emprendimiento propio que se llamó también bar “La contra”, en el año 71 y que funcionó hasta el año 1980. Luego, en ese año, me traslado a lo Argó, en el ex barrio Villa Alegre, que actualmente se denomina Defensa Costera. En ese momento la famosa “Calle ancha” se denominaba Reconquista, donde alquilé un local frente al actual, en la intersección de Gianello y Narvarte, en el ex almacén Sobradello. Ahí estuve un año y algunos meses y luego me trasladé al actual lugar, que se encuentra haciendo cruz al anterior. Es así que comienzo con el bar “El Muñeco”, que en su momento también funcionaba como despensa, aunque ese rubro no me resultó redituable. Es así que me dediqué únicamente al bar, sirviendo copas y atendiendo siempre con buen carácter a los amigos y a la clientela. Luego empecé a trabajar en una repartición pública, aunque igualmente atendía el emprendimiento por las tardes. No dejé nunca de trabajar en el bar. Este emprendimiento me permitió formar una familia, con hijos, nietos.
¿Es una virtud atender a los clientes detrás de un mostrador?
Sí, es una virtud. Es muy poca gente la que ha quedado atendiendo bares. Yo estoy acá en el barrio y gracias a Dios soy respetado por la gente, hace muchos años que vivo en esta zona, más precisamente desde el año 59, con cinco años de edad, tiempos de plena creciente.
Se comparten muchas situaciones como de alegría, charlas, juego de truco y así también ¿se producen discusiones, disturbios?
Hemos tenido muchas discusiones, como por ejemplo de fútbol, como así también el juego del truco. Pero ya hace unos quince años que se dejó de jugar a este juego de mesa. Así que únicamente atiendo las copas, alguien que necesita comprar alguna gaseosa o vino y de vez en cuando sirvo alguna picadita o pizzas.
¿Ha impuesto algunas reglas mínimas de respeto y convivencia?
Exactamente. Debo decir también que la Policía es muy respetuosa conmigo. En ocasiones los funcionarios han venido a preguntar por algún vecino y siempre los he complacido con sus requerimientos. De igual manera tampoco me han molestado en ninguna circunstancia.
Los bares siempre han sido un lugar de encuentro social, sin embargo, desde hace algunos años a esta parte están dejando de funcionar. ¿A qué atribuye esta situación?
Considero que no hay gente que le guste atender bares. Además, hace algún tiempo, por ejemplo, se han jubilado de este oficio los amigos don Taborda y don Abrahan, que eran los dos más veteranos en el rubro. Y en la actualidad he quedado con el bar más antiguo en Gualeguay.
¿Las nuevas generaciones de la familia tomarán la posta de su bar?
Creo que algún hijo o hija, o yerno, puedan continuar con el bar, que quedaría funcionando y con un buen porvenir. Es decir que si no continuarían es porque no les gusta esta actividad. En este trabajo hay que tener mucha paciencia, el cliente en ocasiones tiene la razón, en otras, no.
Tengo el hábito de no atender en el bar a personas que vienen en estado de ebriedad. Esa es una conducta que adopté y la saben muchos clientes. Y muchos que no vienen al bar en esas condiciones porque saben que no los atiendo.
Me levanto a las 6 de la mañana y abro el comercio desde muy temprano. Cierro a las 13 horas, luego abro a las 4 y media o 5 de la tarde hasta las 9 o 10 de la noche.
¿A quiénes va dirigido el agradecimiento?
Agradezco a toda mi clientela, a mi familia, que siempre me acompaña. Mis hijos han podido estudiar gracias al boliche y ellos están todos bien, cada uno con sus familias, y sus trabajos, gracias a Dios.
Soy padre de seis hijos, con buena conducta, que tuvimos con mi compañera, con quien el 6 de febrero pasado cumplimos 47 años de casados; más los 3 años de novios, han transcurrido 50 años en total. Demasiado me han aguantado (risas).
Y gracias a “El Debate Pregón” por estar presente para reflejar la historia del bar. Gracias muchas.