por Santiago Joaquín García
Mathias Montoya sacó agua del Desierto
En un par de semanas se presenta el primer disco solista del joven músico gualeyo. Repasamos el recorrido y algunas claves para entender las canciones.
Los primeros recuerdos de Mathias asociados a la música lo encuentran junto a la batería de su padre en el oeste de la provincia de Buenos Aires. No importa si era un show o un ensayo, no importa si estaba despierto o dormido, ahí estaba ese niño de tres años acompañando la música de la banda Territorial: ”Era algo tan normal, natural para mí, y en algunos shows eso le llamaba la atención a la gente”, cuenta en este adelanto que le hace a El Debate Pregón sobre el disco que está por presentar. Esa relación casi innata con la música hizo mella en un niño que pronto descubrió su juguete preferido: “Cuando tenía unos ocho o nueve años, más o menos, ya estaba de moda el juego de PlayStation Guitar Hero, y lo jugaba en los locales de videojuegos porque no tenía Play en mi casa”. Llegó un momento, que el niño pasó del juguete a la realidad: “En la casa de mi abuelo me encontré con una guitarra guardada arriba de un placard de un tío mío que había fallecido recientemente. Y un poco por pedido mío y otro poco porque mi abuelo vio que a mí me interesaba y me gustaba, la arregló, me la puso en condiciones y me la regaló. Con esa guitarra empecé a estudiar música”, explica.
“Lo primero que hice”
Con el paso de los años el estudio se fue haciendo más sistemático: “Desde los diez, doce años empecé a ir a escuelas de música, y desde ahí en adelante fui aprendiendo a sacar canciones, a tocar acordes, hasta que años después llegó mi primera guitarra eléctrica, y empecé a intentar sacar solos y después me animé a cantar. Digo me animé porque es algo que lo hacía, pero muy introspectivamente y sabiendo que no me salía en ese momento, entonces, después también fue algo que fui puliendo con el tiempo”, enfatiza. Las mudanzas fueron una constante en esos primeros años, del oeste hacia Salto, y luego, desde la provincia de Buenos Aires hasta Gualeguay. Pero su vocación nunca cambió: “Cuando llegué con catorce años lo primero que hice, antes de anotarme en la escuela secundaria, fue anotarme en la Escuela de Música, en uno de los talleres de guitarra. Y ahí comenzó otro camino que yo creo que es uno de los más importantes, porque gracias a la Escuela de Música fue que empecé a tomar contacto con el escenario. Y el escenario también me abrió las puertas a estar en contacto con otros instrumentos y con muchas personas relacionadas a la música. Así que por eso yo siempre que tengo la posibilidad de agradecer y destacar el trabajo de la Escuela de Música siempre me gusta hacerlo porque la verdad que en lo personal fue muy importante”, destaca.
Sonidos que acompañan
Como todo músico que se precie de tal, Mathias escuchó y escucha muchas bandas y solistas que lo fueron marcando a lo largo de su vida. Le preguntamos un poco por esas influencias: “Una de las bandas que desde chico, o sea diez, once años, me llamó muchísimo la atención fue AC/DC, que en ese momento estrenaba el DVD de River Plate. Lo pasaban en Mad Music y en el Canal de la Música, que yo miraba de chico, y fue como un gran impacto. A ese DVD lo veía hasta dos veces por día, me marcó mucho”, recuerda. De todas maneras, luego la lista se fue ampliando: “Me fui dando cuenta también que las canciones del rock en inglés no las entendía y empecé a escuchar rock nacional porque quería también entender un poco lo que se decía, las letras. Así empecé a escuchar bandas del rock nacional que para mí fueron las más importantes, como Patricio Rey y Los Redonditos de Ricota, Las Pastillas del Abuelo, Las Pelotas, Divididos, Los Piojos, Ciro y Los Persas, La perra que los parió, El cuelgue. Después en mi casa el canal Match Music estaba siempre prendido y te salía desde Daddy Yankee hasta Juanes o sea era todo un compilado de lo que sonaba en el momento. Después, fui adquiriendo mi gusto personal”, cierra. Tanto marcó su vida la música, que hasta uno de sus nombres viene por ahí: “Mi viejo escuchaba mucho Caballeros de la Quema, y yo me llamo Matías Iván por Iván Noble. Y yo escuchaba también por decantación mucho de lo que escuchaba mi papá, porque vivimos juntos y siempre amaba esas bandas”, enumera.
Desierto
Después de esas primeras actuaciones de la mano de la Escuela de Música, y luego con su banda Impacientes, Mathias decidió lanzarse como solista. Seis canciones componen esta placa que se presentará el 22 de julio en Liebre de Marzo a las 21:30. Esto nos cuenta de la composición: “Si bien el género que encuadra todo el disco es el rock, hay un poco de variables, hay fusiones que surgen de las influencias, y de que bueno, me gusta jugar con los ritmos, con las estructuras armónicas. A veces me dejo llevar por las sensaciones al momento de componer, y por ahí estoy tocando por un acorde y me gustó y digo bueno, vamos a seguir por acá; y después cuando hago todo un conjunto noto que no. Entonces como que, más allá de que tenga un conocimiento de lo que es la teoría musical, aunque sea leve, también me dejó llevar por los sentidos”, reconoce. En sus letras, el tema de los vínculos y los viajes está muy presente, como podemos ver en ‘Frenesí’:
“Hoy me toca despegar,
aunque mis alas no estén listas para volar,
como siempre te lo he dicho,
nunca te voy a olvidar”
Siempre llevando al límite las sensaciones, como se lee en ‘Tanta magia’:
“Mil risas, cien caricias, la ternura de tu voz.
Después de tanta magia,
yo prefiero correr cualquier riesgo,
antes que perderte otra vez”.
Así lo cuenta él: “Desierto viene a ser como un resumen de un largo proceso, porque son canciones que fueron surgiendo a lo largo de todos estos años, desde que empecé a escribir a los catorce, hasta hoy que tengo veinticuatro. Y cada momento fue distinto, sin dudas, por el hecho de viajar constantemente, de vivir lejos, de vínculos muy cercanos, de ir y venir, fueron también una marca en la escritura y en este proceso. Pero también hoy, con otros ojos, puedo ver otras cosas, y capaz que algo que en ese momento surgió por un desamor o por un desencuentro o por un encuentro que no se dio, hoy lo puedo entender desde otro lado”.
Las seis canciones del disco son ‘Desierto’, ’Tanta magia’, ‘Noche’, ’Tan solo ser’, ’Vos’ y ’Frenesí’.
Plataformas y primeras sensaciones
Como el disco se encuentra subido a las diferentes plataformas musicales, como Spotify y YouTube, ya pudo recoger algunas respuestas de las personas que lo siguen: “Me llegó por ahí de parte de oyentes que les gustó una canción porque les hizo acordar a alguien, y valoro eso de que el mensaje cada uno lo encuentra dependiendo el momento que esté pasando. Sin dudas en la música a mí me sirvió muchísimo como una vía, no sé si decir de escape, pero sí de soporte de muchas cosas, pero también tengo canciones en las que eso queda de lado y sin embargo yo siento que encuentro como un mensaje de aliento también para uno mismo y obviamente es un mensaje que está bueno cuando le llega a otra persona y la ayuda, la alienta”. Las posibilidades de Internet son infinitas: “Algo muy loco que me está pasando es que cada tanto puedo ver las estadísticas de cómo va el disco, y se ha escuchado en más de cincuenta países. Es algo loquísimo, y sé que el 22 de julio voy a tocar y no va a venir gente de otros países a escucharme, a verme en vivo, pero sí es loco saber que tu música está llegando a oídos nuevos, así que nada eso también es como algo re positivo que estoy conociendo ahora, que siempre quise y nunca lo había podido hacer”, resume.
Agradecimientos y otros datos
“Desierto comenzó a grabarse en diciembre de 2021, y quiero agradecer a Lucas Fahler, otro músico de acá de Gualeguay que es el productor y el dueño del Impar Home Studio donde se grabó”, cuenta y sigue: “La tapa del disco la hizo una persona de acá, que grafica algo de Gualeguay como es la Iglesia de San Antonio. En la presentación me va a acompañar en la batería el propio Lucas Fahler; Agustín Madariaga en el bajo; Juan Cruz Grasa en el teclado; y además van a haber otros músicos invitados, más allá de que la banda que abre el show ya está anunciada y va a ser Negro Club. Finalmente, las personas que lo hacen posible, y lo bancan en su vida diaria como trabajador y estudiante: “A la gente que está siempre; a la que se va sumando; obviamente, familia, amigos y a quienes se han animado este tiempo a escuchar, porque con las redes parece que estamos todos conectados, y a veces no es tan así”.