Prof. Daniel Martínez
TUKY CARBONI: EL RESPLANDOR DE LOS CASI HAIKUS
En el año pasado, hemos tenido la particular alegría que conlleva la aparición de un nuevo libro. Se trata de una antología; una antología de nuestra exquisita poeta, Tuky Carboni. La obra, “Bajo el signo del agua”, fue publicada por la Editorial de la Universidad Nacional de Entre Ríos, la que debe ser merecidamente felicitada por tan buena iniciativa. La selección de los textos estuvo a cargo de Evangelina Franzot, quien también escribió la interesante y clara presentación que está en el comienzo del libro.
Con respecto a una autora determinada, sabido es que las antologías enfrentan la crítica, despiadada, a veces, que surge de los gustos y conocimientosde sus lectores.No todos ellos están de acuerdo con la selección hecha.Ésta es, no obstante, muy válida; sobre todo para quienes, por vez primera, deseen o les interese conocer y deleitarsecon lostextos de Tuky Carboni.Por otro lado, no se puede menos que encomiar que Evangelina Franzot haya optado por la inclusión, para esta antología, de una obra inédita de nuestraescritora. Esta obra es“Casi haikus”.Valga la indicación de que en esta antología encontraremos los casihaikusagrupados según el título de “Ventana Abierta” (2017). Aunque la poeta misma, en la Presentación (“La poesía como balsa”) de Evangelina Franzot, aclara que el título es, con exactitud, “Casi haikus”. Y en alguna entrevista reciente dice: “Se olvidaron de ponerles ‘Casi haikus’”.Acerca de esta novedad, los casihaikus inéditos de Tuky Carboni, es que haremos algunas apreciaciones.
¿Qué es un haiku? Es un tipo de poema originario y específico de la literatura de Japón; se dice que la aparición de los haikus habría sido en el siglo VIII, aproximadamente.Su forma más difundida, de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas, respectivamente, no es obligatoria. Además, la teoría literaria establece que no se trata de “sílabas”, sino de “moras”; es decir, unidades de duración de los elementos fónicos, breves o largos, que componen la sílaba, como, por ejemplo, sucede en latín.De allí que una “mora” puede coincidir con una sílaba, pero no siempre y necesariamente. En cuanto a la estructura semántica de un haiku tradicional, éste se compone de dosaspectos. Uno de ellos muestra condiciones generales de tiempo y espacio, descriptivas y/o enunciativas; en el otro, fulgurante, activa, instantánea, se manifiesta la revelación del Ser, propia de la poesía.Así, en el poema El Oriente (de La Rosa Profunda), dos magníficos versos de Jorge Luis Borges dicen: “Y del hai ku que fija en unas pocas/Sílabas un instante, un eco, un éxtasis;”. Veamos un haiku tradicional:
Buscaré hilos de voz
en el fondo de la
lluvia primaveral.
Ueshima Onitsura
Y ahora otro:
Ahora revela su lado oculto
y ahora, el otro, así cae,
una hoja de otoño.
Ryokan Taigu
El haiku tradicional exige requisitos especiales y estrictos. Su temática refiere a cuestiones como el veloz paso del tiempo, la naturaleza, la vida de cada día. El estilo es sencillo, delicado, austero. El lenguaje poético se basa sobre una percepción directa de las cosas, no hay abstracciones; esto implica el rechazo de recursos de estilo, como la metáfora, por ejemplo.Tampoco hay que olvidar la concomitante relación de los haikus con el budismo zen, con todo lo que ello implica, sapiencial y trascendentalmente hablando. Otro aspecto es que el haiku incluye el uso de las palabras kigo. Una palabra kigo alude a las estaciones del año, directa o indirectamente. Por ejemplo, en los dos bellos haikus mencionados la mención es directa. Pero, en este otro haiku leemos:
Mi cuenco de mendigar
acepta hojas caídas.
Taneda Santoka
Hermoso; se notará que la alusión al otoño es indirecta.
De nuevo, hay que advertir que un haiku tradicional tiene demandas rigurosas y, además, debe estar escrito en japonés y en japonés debe ser leído. Sin embargo, hay poetas japoneses de haikus modernos que, aun escribiendo en su lengua materna, no se ajustan tan estrictamente a los requerimientos tradicionales. Y esto nos permite el enlace para expresar que, quizás, hayacasihaikusen inglés, en francés, en español… Entonces, ¿cómo dilucidar si un haiku no japonés, no “tan rigurosamente tradicional”, es, al menos y respetuosamente, un casihaiku?
Ante todo, nunca estará de más insistir en la esencia que debe manifestartoda verdadera poesía, como lo son los haikus: la revelación estética del Ser, condición sine qua non para que un poema sea realmente tal. Dicho lo anterior e incluyéndolo necesariamente, se puede proponer un paradigma universal que exponga algunas características básicas delhaiku: matiz descriptivo/enunciativo en cuanto al tiempo, a la naturaleza, a la vida cotidiana (o algunos aspectos de ella); manifestaciones de la subjetividad (tal vez), brevedad en la cantidad de sílabas (no más de veintitrés/veinticuatro en uno, dos o tres versos;desde ya que no se debe confundir un haiku con un refrán, un aforismo u otra expresión literaria breve), sin sofisticaciones estilísticas o con un uso moderado o reducido de ese tipo de recursos, sencillez (pero no “simplismo”). Es éste un tipo de paradigma que sí puede expresarse en las lenguas occidentales y obtener casihaikus de ellas; se entiende que ya no serían haikus. Sin duda, rigurosa y exactamente,claro que no; pero sí serían poemas basados en los haikus (¿podrían llamarsecasi haikus”, tal como dice Tuky Carboni?).Entonces, si se acepta lo anterior, hay autores que han creado algunos casihaikus en español;como lo han hechoJorge Luis Borges, Octavio Paz… Y Tuky Carboni, por supuesto.Así pues, habría toda una tarea por delante para limitar conceptual y prácticamente qué es un casi haiku para no incluir cualquier fruslería (a veces insultante para con la tradición literaria japonesa) e imitar, con respeto y originalidad a la vez, el paradigma original de este tipo de poesía. Con todo, algo ya tenemos: la denominación de casi haikus, la que bien puede tomarse, quizás provisoriamente, como un concepto (así lo hacemos aquí), con la legitimidad de que proviene de una real y auténtica poeta. El valor de esto último reside en que Tuky Carboni tieneen claro los rigores de algunas formas poéticas y sabe por qué dice lo que dice. Valgan como muestra de ello sus sonetos; por consiguiente, los casi haikuspodrían llegar a ser la forma de otra límpida “cárcel sin límites”.
Como en toda genuina poesía, en los casi haikus de Tuky Carboni, la revelación se percibe como unarepentina intuición, una intelección por encima de la razón. Es un brillante destello de belleza y conocimiento; origina, por un instante, en el lector, la suspensión de lo racional y un detenimiento de las percepciones sensitivas. Y, a partir de esto, entonces sí es posible que la razón pueda “explicar” el poema con conceptos, abstracciones, etc. Aunque, con toda seguridad, no es necesario que siempre haya que dar una “explicación” de él.
Sugerimos ahora la lectura de unos casihaikus de nuestra poeta. Valga la recomendación de realizar una lenta lectura, con mucha concentració0n, con toda la atención. La brevedad puede hacer surgir la tentación de una lectura rápida y superficial. No es así como se leen estos poemas.
1. Un ave triza
la tarde de cristal
y hace dos cielos.
2. Luna y estrellas
salpican esta noche
de eternidad.
3. Ofrenda pura,
la lluvia nos bautiza
de infinito.
Con los casi haikus, Tuky Carboni muestra otra vez su particular sensibilidad para con la doctrina del budismo zen. Los haikusmanifiestan esa doctrina, como también lo hacen el ikebana, el kendo, la ceremonia del té, el tiro con arco… Y con respecto a esta última disciplina, uno de los casi haikusde nuestra poeta evidencia algo particularmente revelador: Una palabra / lanzada por el aire / alcanza el blanco. Tal vez, en relación con este poema, Tuky Carboni ha hecho evidente (¿involuntariamente, quizás?) su inclinación por otra tradición: lavédica/hindú; por lo que viene al caso reproducir este fragmento de los Vedas: “Su voz es la garganta de una flecha; su lengua, una cuerda de arco; su tráquea, una punta de flecha envuelta en fuego”, (Atharva Veda V, 18.8). De alguna manera, la intuición de nuestra poeta de que una flecha es como una palabra y una palabra es como unaflecha evoca tanto a la tradición zen como a la tradición védica. Dos tradiciones, la védica y el zen, que, en definitiva, hacen muy difícil, si no imposible, refutar la asimilación del casi haikuen cuestión con el disparo de una flecha hecho por un arco. Podría plantearse que se trata de tradiciones distintas; sin embargo, el hinduísmo y el budismo tienen doctrinas y prácticas compartidas, por eso es que el casi haiku tiene reminiscencias de ambas tradiciones.Sobre la base de lo hasta aquí expuesto, es admisible sugerir que el blancodel disparo es la consecución de la Trascendencia,más allá del Yo y de la manifestación,donde sólo es posible el silencio; paradójicamente, el silencio es el padre de la palabra y la palabra encuentra su blanco, como una flecha, cuando retorna al silencio original. Una cristalina intuición, la de nuestra poeta.
Tuky Carboni no escribe haikus, sino casi haikus y no es maestra zen. Sin embargo, sí es una diáfana poeta que nos hace ver y entender la relevancia, cada vez más necesaria, de las doctrinas espirituales; sin éstas,el hombre no es hombre.
En Japón, el poeta que se dedica a la escritura de haikusrecibe el nombre de haijin. No podemos llamar haijin a Tuky Carboni; aunque sí congratularla por su trabajo y obsequiohacia nosotros de estos nuevos, reveladores poemas suyos. También agradecerle: por los casi haikus, gracias, Tuky. Gracias, señora casi haijin.