ESPACIO DE PSICOLOGIA
El Duelo
Luego de fascinarme con la serie británica “After Life” con el excelente actor Ricki Gervais, donde, a mi modo de ver se muestra un paradigma del duelo por la muerte de su compañera me ocupé de revisar literatura acerca del tema y encontré un capítulo de Diana Liberman, que resumo y les comparto.
Si bien es cierto que desde principios del 1900 ya se comenzaba a discutir –desde el punto de vista psicoanalítico- sobre el duelo y sus implicancias, lo cierto es que su tratamiento y estudio es mucho más reciente.
Distintos autores, afirman que el duelo tiene un comienzo, un proceso y un final. Muchas personas se preguntan cuánto dura ese proceso, cuándo finaliza, en realidad este es un proceso incierto, con altos y bajos. Una nueva mirada del duelo tiene que ver mucho más con lo individual, dado que cada proceso es diferente según una serie de variables personales.
Esta modalidad habla de una continuidad y no de un cierre o final. El paciente tiene como tarea, buscar un sentido y un significado a su pérdida, y esto es un camino individual y único, puede estar triste o enojado, pero también se entremezclan muchas otras emociones.
Existe, por otra parte, una nueva idea que tiene que ver con la continuidad del vínculo, en la que no se trata de olvidar al que murió, sino incorporarlo a la nueva realidad de su vida. Y esto de no tener que cortar el vínculo provoca un gran alivio: "Yo ya no tengo que separarme del que falleció, sino que tengo que cambiar o iniciar un nuevo modo de relacionarme con el mismo". Esta idea nos propone pensar la muerte como parte del ciclo de la vida y percibirla como un cambio de estado.
El desafío que impone el duelo, trae aparejado nada más y nada menos que, una tarea para nada sencilla que es la de aprender a vivir con la ausencia, y encontrarle un nuevo sentido a la existencia.
En verdad, aún hoy, muchos especialistas que ayudan a personas que sufren pérdidas significativas intentan ayudar al doliente a cómo decir adiós, teniendo en cuenta esta variable como un modo en su recuperación.
Esta terapeuta cree en la importancia de aprender, no a cómo decir adiós, sino a desarrollar nuevos modos de vinculación con ése otro que ahora ya no está presente físicamente. Porque la vida continúa, aunque ya no sea igual que antes. Lindemann, subdividió al duelo en diferentes etapas: la etapa de conmoción, la de incredulidad, la de dolor agudo y la de resolución. Pero la que más influenció en todo el desarrollo del duelo, posteriormente a Freud es la Dra. Elizabeth Kubler Ross, una psiquiatra que se especializó en ayudar a las personas a morir dignamente, en su libro de 1969, "Sobre la Muerte y el Morir", se centra en la transición emocional. Si bien ella trata de describir cómo son las etapas de transición en un paciente moribundo, utiliza ésta misma clasificación para describir las etapas por las que atraviesa un deudo luego de haber sufrido una pérdida significativa, éstas son: la negación, la ira, la resignación, la depresión, y por último la aceptación.
Transcribo la teoría del Dr. Niemeyer, desde una línea sistémica, cognitivista y constructivista, incluyendo la narrativa. Describe distintos momentos del duelo: evitación, asimilación y acomodación, como diferentes momentos que marcan un continuum dentro del proceso. La evitación correspondería a la fase de embotamiento, conmoción, incredulidad o shock y sería ése 1er período en dónde la gente suele decir, "no puede ser, no puede ser cierto, no, no, no", es tan desbordante el número de sentimientos que se ponen en marcha y es tan grande el impacto que produce la muerte del otro que equivaldría a permanecer mirando el sol por un largo período sin esconder la vista, situación que nos dejaría ciegos-Un segundo momento es la asimilación, que tiene que ver con el conocimiento intelectual y emocional de la pérdida que provoca toda una revolución interior , y por último la acomodación que trae aparejada la aceptación de que ése otro ya no va a volver y coincide con el momento de reorganización de la vida.
Estos son diferentes momentos que a veces se superponen, pero también él aclara que muchas personas no atraviesan estas etapas o no las experimentan siguiendo una secuencia rígida o identificable.
Es usual que, luego de atravesar una pérdida traumática (por su característica violenta o inusual), o una pérdida múltiple, (donde fallecen varios miembros de una familia), aparezcan predicciones pronosticas sobre la recuperación de los sobrevivientes .Sin embargo , deberíamos ser más cautos y considerar fundamentalmente él sentido que esa pérdida tiene para el consultante, dado que el impacto que produce una muerte está íntimamente ligado a una serie de variables únicas y personales que le dan a cada proceso un significado particular.
Es común oír frases como: "mi padre tuvo una muerte divina", ¿divina para quién?, se murió súbitamente, no sufrió., otras veces escuchamos "si hubiera estado enfermo yo hubiera podido estar junto con él y despedirme", es decir que el duelo pone en marcha la cosmovisión personal, para el duelo no hay un único sentido. Surge la pregunta: ¿las etapas se tienen que dar si o si en todos los procesos, y el saltear alguna de ellas implica algo patológico o algo que no anda bien?
No necesariamente, en esta nueva mirada, se habla más bien de duelo funcional o disfuncional. Una conducta puede ser funcional en ciertos momentos y en otros ser disfuncional.