Por Ana María Zanini
Espacio de Psicología hoy: la sexualidad
Lo sexual es un componente esencial y constitutivo de todos los seres humanos. Desde el nacimiento hasta la muerte se vive en un cuerpo sexuado.
A través del cuerpo sexuado, cada persona percibe, experimenta, siente y se relaciona, consigo misma y con otras personas, en un contexto sociocultural que le infunde una serie de normas y valores. La característica principal del hecho sexual humano es su diversidad.
Por el contrario, la sociedad ordena, cataloga y jerarquiza esa diversidad, de manera que una gran cantidad de personas quedarán en los márgenes dándose situaciones de exclusión, discriminación y vulneración de derechos. La sexualidad humana abarca el sexo, las identidades y los roles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual.
La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales. Un abordaje limitado y restrictivo del hecho sexual, su diversidad y sus valores, desemboca en una educación sexual parcial y, en demasiadas ocasiones, centrada en los riesgos a evitar más que en los valores a cultivar.
Las denominaciones o etiquetas para definir múltiples tipos de sexualidad no nacen desde el ámbito de la psicología o la biología, sino que aparecen más bien como parte de una iniciativa de raíz social (vinculada históricamente a los movimientos a favor de la igualdad) para reivindicar y dar visibilidad a formas de vivir. En realidad no está en mi ánimo ningún afán valorativo, incluso en los artículos que he ido leyendo encontré afirmaciones con las que no concuerdo, pero en lo que sí participo es que de estos temas sí hay que hablar.
Si delimitar qué es y qué no es un tipo de orientación sexual distinto a otro es ya algo complicado, aún lo es más hablar sobre cuáles son los más importantes. Se trata de algo subjetivo y que depende de criterios arbitrarios para ordenar orientaciones sexuales de mayor a menor importancia y que, en definitiva, no nos dicen nada sobre si una es más válida que otra. En este caso, he seleccionado los tipos de orientación sexual que tienden a aparecer más en los medios para que las personas interesadas en el tema puedan empezar a indagar: Heterosexualidad-homosexualidad-bisexualidad-pansexualidad- asexualidad entre otros.
En este caso me referiré a la asexualidad : la falta de atracción sexual. Muchas veces se considera que no forma parte de la diversidad de orientaciones sexuales, al ser su negación. Hay diversas formas de expresión de la asexualidad que varían de una persona a otra. Hay personas asexuales que además de no tener relaciones sexuales no están interesados en tener pareja, otros que buscan una relación emocionalmente estable basada en el lado romántico y emocional y otras personas que tienen relaciones románticas, la falta persistente de deseo sexual no está motivada ni alimentada por hábitos de raíz religiosa o cultural. El celibato movido por razones religiosas, por tanto, es otra cosa. Las personas asexuales pueden manifestar sentimientos amorosos, deseo e interés en mantener relaciones de pareja con personas de género opuesto al suyo (hetero-románticos), de su mismo género (homo-románticos), de ambos sexos (bi-románticos) o no manifestar esos sentimientos ni deseos (arrománticos).
Por lo tanto, pueden y de hecho establecen vínculos emocionales cercanos caracterizados por la confidencialidad, complicidad, pertenencia y afiliación como cualquier pareja, sólo que la sexualidad no es un medio de comunicación afectiva. Pero sobre todo debemos de tener en cuenta, que cada persona asexual experimenta la relación de manera propia y diferente.
"Aquellas personas que se identifican con la grisexualidad tienden a sentir atracción sexual en pocas ocasiones, con un nivel bajo de intensidad o bien solo en situaciones muy específicas", explica Sarah Melancon, socióloga y sexóloga. No se sabe la procedencia ni el origen exacto del término, pero viene usándose desde hace años dentro de la comunidad asexual, ya que posee ciertas similitudes con esta otra orientación o por lo menos, tienen más cosas en común con los alosexuales, aquellos que sí que sienten una importante carga de atracción."
La asexualidad es considerada una orientación sexual más, y ésta es una atracción de carácter emocional, romántico, sexual o afectivo duradero hacia otras personas.
Se diferencia del Trastorno por deseo sexual hipoactivo en que las personas asexuales no sienten angustia significativa al no tener deseos o fantasías ni es un agente causal de dificultades interpersonales. Simplemente que descartan la actividad sexual como factor importante para su felicidad.
La visión de que es una patología o conducta mal adaptada ya se ha quedado atrás, sin embargo, hay mucha desinformación sobre el tema y a veces pueden sentirse rechazados socialmente por una sociedad que cada vez da mayor importancia al placer sexual El temor de ser rechazados hace que muchas personas no expresen su condición, se cuestionen su normalidad y se aíslen de los demás. El tratamiento psicológico puede estar presente para ayudarlos a superar la crisis de identidad que suelen tener en el proceso de descubrimiento de la asexualidad.
Es importante, además, señalar la diferencia entre identidad de género y orientación sexual. La identidad de género tiene que ver con cómo se identifica el individuo socialmente ante los demás y ante sí mismo, es decir, hombre, mujer, persona no binaria, hombre o mujer trans, etc. En cambio, la orientación sexual refiere a las preferencias con quienes se relacionan afectiva o sexualmente, es decir: heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad o asexualidad, como ya vimos.