Razón crítica
La representación política
En el contexto de las vigentes elecciones que se están llevando a cabo, es preciso recordar un artículo ya expuesto en esta columna sobre un tema fundamental: la representación política.
Las cuestiones ligadas a la cosa pública se definen en el terreno de lo político. Dado que es difícil que la sociedad civil en su conjunto ingrese en ésta de forma directa, en las repúblicas modernas existe el concepto de “representación”.
Si se asume que la representación es el acto mediante el cual un representante actúa en nombre de un representado, los agentes (representantes) deben hacer presentes las opiniones, intereses y perspectivas de los ciudadanos en el proceso político, en la toma de decisiones y en la elaboración de las políticas públicas. A partir de la emergencia de los Estado-nación se extiende la denominada concepción moderna de la representación política que está en el origen de las democracias representativas. Al no resultar viable un modelo de toma de decisiones que promueva la deliberación directa del conjunto de la población, se construye un sistema político –la democracia representativa– que intenta organizar la diversidad de intereses presentes mediante la elección de unos delegados a los que estará transferida la responsabilidad de la deliberación, aunque éstos mantendrán cierta autonomía en relación con sus representados (Fuente: www.teseopress.com https://www.teseopress.com/parlamentofuturo/chapter/representacion-politica-y-democracia-representativa/).
A raíz de lo establecido en el párrafo anterior, se desprende la importancia de los procesos electorales como una de los principales instrumentos de participación pública y ciudadana. Sin éstos, o sin una ciudadanía que se comprometa con ellos, se deja a un lado la responsabilidad de elegir la representación que se quiere para gestionar los mecanismos del Estado de un determinado país. Si la sociedad civil no se preocupa por escoger sus representantes, se pone en peligro los pilares fundamentales de las democracias como estilo de vida y de las repúblicas como formas de gobierno.
Uno de los elementos más importantes a los que está unida esta concepción moderna de la representación, y a partir del cual se produce su evolución, es la extensión del sufragio. Si los representantes son delegados, la forma de elegirlos –ya no serán nominados ni heredarán su posición tal como ocurría en las formas premodernas de la representación– se convierte en una de las claves de la democracia (Fuente: www.teseopress.com https://www.teseopress.com/parlamentofuturo/chapter/representacion-politica-y-democracia-representativa/).
En definitiva, la representación política es el medio por el cual la ciudadanía puede participar en los caminos que quiere para el país de la cual forma parte. Sin ella, es inviable cualquier tipo de representación republicana.
Julián Lazo Stegeman