Vacunas
¿Cómo se crea una vacuna?
Hoy Diego Larrosa De Zan, Divulgador Científico, nos va a explicar de una manera fácil de comprender como se hacen las vacunas.
Recordemos que es fundamental vacunarnos no solamente en estos tiempos de COVID-19, sino también desde el nacimiento de acuerdo con el programa establecido.
¿Cuáles son los componentes de una vacuna?
Las vacunas contienen fragmentos minúsculos del organismo causante de la enfermedad, o las 'instrucciones' para hacer esos fragmentos. Asimismo, contienen otros ingredientes para mantener su seguridad y su eficacia. Estos últimos se incluyen en la mayoría de las vacunas y se han utilizado durante decenios en miles de millones de dosis. Cada componente de una vacuna cumple una finalidad específica, y cada ingrediente se somete a diversas pruebas durante el proceso de fabricación. En ese proceso se verifica la seguridad de todos los ingredientes.
Antígeno
Todas las vacunas contienen un componente activo (el antígeno) que genera una respuesta inmunitaria, o instrucciones para producir ese componente activo. El antígeno es el componente fundamental de una vacuna; puede ser una parte ínfima o una versión atenuada e inocua del organismo causante de la enfermedad, de modo que el cuerpo puede aprender la manera específica para contrarrestar ese organismo sin enfermarse.
¿Cómo se desarrollan las vacunas?
Al igual que los medicamentos, cada vacuna debe pasar por una serie de pruebas amplias y rigurosas que garanticen su seguridad, antes de que se puedan introducir en un país. El primer ensayo de una vacuna experimental se realiza con animales, con el fin de evaluar su seguridad y sus posibilidades para prevenir la enfermedad. Con posterioridad se realizan ensayos clínicos con seres humanos, en tres fases:
En la fase I: se administra la vacuna a un pequeño número de voluntarios, a fin de evaluar su seguridad, confirmar que genera una respuesta inmunitaria y determinar la dosis correcta.
En la fase II: se suele administrar la vacuna a cientos de voluntarios, de los que se hace un seguimiento estrecho para detectar cualquier efecto secundario y evaluar su capacidad de generar una respuesta inmunitaria. Además, de ser posible, en esta fase se obtienen datos sobre resultados relacionados con enfermedades, pero, por lo general, en números insuficientes para tener un panorama claro del efecto de la vacuna en la enfermedad. Los participantes en esta fase tienen las mismas características (por ejemplo, edad y sexo) que las personas a las que se prevén vacunar. En esta fase, algunos voluntarios reciben la vacuna y otros no, lo que permite efectuar comparaciones y extraer conclusiones sobre la misma.
En la fase III: se administra la vacuna a miles de voluntarios, algunos de los cuales reciben la vacuna experimental y otros no, al igual que en los ensayos de fase II. Los datos de ambos grupos se comparan cuidadosamente para determinar si la vacuna es segura y eficaz contra la enfermedad de que se trate.
Después de la introducción de una vacuna, se mantiene un estrecho seguimiento destinado a detectar cualquier efecto secundario adverso imprevisto y evaluar con más detalle su eficacia en condiciones de uso sistemático, incluso con mayor número de personas, así como para seguir evaluando la mejor manera de utilizarla y de conseguir el máximo efecto de protección.
¿Por qué hay que divulgar la importancia de la ciencia? Porque es la única herramienta que da respuestas eficaces y también para que no se generen grupos tan nefastos como los "antivacunas" que tan mal le hacen a la sociedad; si ellos están vivos es porque desde niños fueron vacunados contra las enfermedades potencialmente peligrosas en la niñez.