Gualeguay
Diputados nacionales visitaron al genocida Astiz, persona no grata en Gualeguay
La reunión se llevó a cabo el pasado 11 de julio y tuvo lugar en la cárcel de Ezeiza. Fue organizada por el legislador de Entre Ríos, Benedit Beltrán. El libertario estuvo acompañado por sus compañeros de bloque Guillermo Montenegro, Alida Ferreyra, María Fernanda Araujo, Rocío Bonacci y Lourdes Arrieta. Esta última es hija del torturador de soldados malvinenses, Tomás Arrieta. Los legisladores, todos miembros de La Libertad Avanza, llegaron al encuentro a bordo de una camioneta Renault Master Blanca, patente MBI 546 perteneciente al Congreso de la Nación.
La Justicia pidió explicaciones y el Gobierno se despega
El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, brindó explicaciones, tras la difusión de la polémica visita, y aseguró "que la decisión de esos seis diputados no es representativa del Gobierno ni del bloque" de LLA, sino que se trató de una "agenda personal" de quienes se reunieron con Astiz, entre otros presos condenados. Este viernes la Justicia le pidió a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, informes sobre las características y circunstancias del encuentro. Lo hizo el juez del Tribunal Oral Federal n° 5 de CABA, Daniel Obligado, que presidió varios juicios de lesa humanidad donde fueron condenados decenas de represores, entre ellos el marino Alfredo Astiz, uno de los visitados por los diputados libertarios.
¿Quién es Alfredo Astiz?
Alfredo Ignacio Astiz es uno de los represores más tristemente célebres del terrorismo de Estado ejecutado por la última dictadura cívico-militar argentina. Está preso en cadena perpetua por delitos de lesa humanidad. Entre los hechos que cometió se cuentan casos de resonancia internacional como el secuestro, tortura y desaparición de dos monjas francesas y de la adolescente sueca Dagmar Hagelin. En 2011 fue condenado a perpetua e inhabilitación absoluta; y en 2014 y 2017 se confirmó la condena.
En 1977 se infiltró entre un grupo de familiares de desaparecidos que se reunían en la Iglesia Santa Cruz en el barrio de San Cristóbal (CABA) para apoyarse mutuamente en la búsqueda de sus seres queridos, cuando el Estado no daba ninguna respuesta. Fue así como surgieron las Madres de Plaza de Mayo. Entre estas personas estaba Alfredo Astiz, quien se infiltró haciéndose llamar Gustavo Niño. En adelante, Gustavo se ganaría la confianza de ellos haciéndose pasar por un familiar de un desaparecido. Fue transcurriendo el tiempo hasta que en diciembre de 1977 se decidió desaparecer al grupo entero. El infiltrado marcaba con un abrazo a quienes debían ser detenidos esos fatídicos días desde el 8 al 10 de diciembre de 1977 en la Iglesia de Santa Cruz y otros lugares. Fue así como se detuvo a: Azucena Villaflor de Vicenti, Esther Ballestrino de Careaga, María Ponce de Bianco (las tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo), las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet, y los activistas Ángela Auad, Remo Berardo, Horacio Elbert, José Julio Fondevilla, Eduardo Gabriel Horane, Raquel Bulit y Patricia Oviedo. Todas estas personas que buscaban a sus familiares fueron torturadas y asesinadas en los vuelos de la muerte.
Persona no grata en Gualeguay
Alfredo Astiz visitó Gualeguay en el año 1997. Ya había pasado el Juicio a las Juntas, pero estaban en vigencia las leyes de impunidad conocidas como Obediencia Debida y Punto Final. Lucía Jaján nos recuerda cómo fue ese hecho que conmocionó a la ciudad. Respetamos su relato en forma textual:
“Hacía un año, más o menos, habían venido a Gualeguay primero la hija de Juanita Armelin y después el hijo, que es una de las desaparecidas acá de Gualeguay, que era amiga y compañera de militancia de mis viejos. Vinieron a conocerse con mis viejos, reencontrarse, y conocer la historia de sus padres. Ese verano del 96 al 97 empezaron a caer a Gualeguay un montón de hijos de compañeros de mis viejos. Cami, que es el hijo de Juanita, se pasó el verano en la casa de mis viejos. Así que fue como todo un año de mucho movimiento en mi casa relacionado con la época de la dictadura y todo lo que había pasado. Ya estaba viviendo en Buenos Aires yo, y vengo un fin de semana. Voy a bailar y cuando entro al boliche me lo encuentro a mi hermano que me cuenta que estaba Astiz adentro. Para esa época yo ya sabía quién era Astiz, qué era lo que había hecho. Y lo primero que hacemos es ir con mi hermano a hablar con el dueño del boliche. Nosotros sabíamos que estaba ahí adentro porque otro pibe de Gualeguay, que ahora vive en España, le había dicho que estaba Astiz en el boliche.
Hablamos con los dueños del boliche, no nos dieron mucha bola, nos comentaron que sí se había presentado. Damos una vuelta por el boliche y no lo encontramos. Al rato viene mi hermano a decirme que lo había encontrado. Cuando lo encuentra, con mi ímpetu adolescente salgo para donde estaba y lo encaro. Le pregunto si era Astiz, me responde que sí y me salió escupirlo. Y cuando lo escupo, me agarra el brazo y me lo retuerce. Y ahí estaba mi hermano atrás y otros amigos y saltan todos. Ahí se armó un quilombo tremendo con los amigos de él que estaban ahí, pibes de Gualeguay, gente que tiene campo acá en Gualeguay. Se armó una pelea y los terminan sacando la gente del boliche. A nosotros no nos dejan salir como por una hora. Y ahí quedó todo. Nos quedamos en el boliche, después volvimos a mi casa a la madrugada, los despertamos de mis viejos para contarles lo que había pasado. Entraron en pánico. Porque en ese momento estos tipos vivían en total libertad con las leyes de impunidad.
Los días que siguieron fueron bastante movilizantes, porque gente de acá de Gualeguay pasó la noticia a medios nacionales. Me hicieron un montón de notas. En esa época estos tipos todavía vivían libres, pero había empezado la época de los escraches por parte de HIJOS. Me mandaron amenazas de muerte a mi casa y demás, pero quedo ahí. En aquel momento también lo declararon persona no grata en el Concejo Deliberante de Gualeguay”, recuerda.
Santiago Joaquín García