Por Julián Lazo Stegeman
RAZÓN CRÍTICA: Juventud y política
Si existe algo que no se puede perder en nuestro país, es el interés en la política por parte de la juventud.
Fomentar el desinterés de esta actividad en los sectores etarios más jóvenes implicaría suprimir el debate público a futuro. Lo cual, lamentablemente, llevaría a debilitar el sostenimiento del régimen republicano.
Para algunos jóvenes la política es algo importante pero no se relacionan de manera seguida con ella. Prefieren dejar de lado la militancia, la publicidad, y guardarse sus pensamientos para mostrarlos sólo en algunas conversaciones o en las urnas cuando sea correspondiente. Y después, se encuentran otros tipos de jóvenes en los cuales para ellos la política no ocupa ninguna importancia en su vida. No hablan sobre temas referidos a ello, creen que la Argentina no tiene resolución, que no hay ningún representante como la gente, que la solución está en Ezeiza arriba de un avión y solamente van a votar por obligación (Fuente: Lucas Calomino para www.clapps.com https://www.clapps.com.ar/politica-como-se-vinculan-con-ella-los-mas-jovenes/).
Si bien la participación de la juventud en esta actividad se masificó en relación a fines de la década de 1990 cuando el régimen menemista-peronista, desde su desgobierno, promovió el desinterés por la política y la desilusión hacia esta, actualmente nos encontramos en una situación dónde diversos grupos de jóvenes no se sienten interpelados por la representación y el accionar político.
Posiblemente a muchos les sucedió que en sus primeras elecciones participativas, las energías eran otras y sus motivaciones por emitir su primer voto eran muchas. Sin embargo, con el paso del tiempo ese ímpetu se pierde. Puede ser por distintos factores que hacen que vaya decayendo, pero el destino es siempre él mismo: dejan de participar o lo hacen obligados (Fuente: Lucas Calomino para www.clapps.com https://www.clapps.com.ar/politica-como-se-vinculan-con-ella-los-mas-jovenes/). Parte de la explicación de este fenómeno se observa a partir de las gestiones deficientes de una casta política vetusta, que no piensa ni visibiliza al quehacer político como una herramienta para transformar la realidad de las personas, sino que lo caracteriza en la práctica como un instrumento para alcanzar meros intereses particulares.
Debe quedar claro que las gestiones políticas corruptas o ineficientes no solo complican el presente de un país sino que, también, ponen en jaque al futuro del mismo. El descreimiento hacia esta actividad de parte de los sectores más jóvenes de nuestra sociedad es una contingencia que los funcionarios de turno no parecen observar a la hora de gestionar. Tal vez, por otro lado, es una cuestión que ni siquiera aparece en sus agendas dado que seguramente pretenden quedarse en el poder indefinidamente sin rendir cuentas a nadie.
Un paso hacia adelante para nuestro país sería la renovación política y las construcción de nuevos cuadros de esta índole. Son momentos donde se debe disputar la hegemonía a una corporación vetusta que exhibe una forma de hacer política que cada vez se agota (y agota) más y más.
En fin, la juventud es la piedra angular para fijar un horizonte de avance para nuestro país. En este sentido, es importante fomentar la participación y el compromiso en los jóvenes. Es clave comprender que la injerencia de ellos en la política se torna definitoria. Uno de los tantos desafíos para Argentina es consolidar la construcción de diversos modelos de país, diferentes a los actuales, desde la juventud. Siempre desde un tono de diálogo, trabajo, libertad y diversidad.