Pandemia brecha laboral y salarial entre hombres y mujeres.
Las diferencias salariales entre hombres y mujeres mantienen la brecha. Y, lejos de achicarse, todo indica que la pandemia podría empeorar género y economía.
La brecha salarial entre hombres y mujeres se mantiene vigente. En Argentina y en el mundo, las cifras de la desigualdad preocupan. Y la crisis por la pandemia no parece más que agravar la situación. Porque, lejos de achicarse, las diferencias aumentarán si no se comienza a hacer algo.
Empleos en pandemia: las mujeres, las más perjudicadas
“Existen fuertes indicios que la brecha económica de género se está agrandando aún más. En un artículo del New York Times se hace referencia al informe de The Bureau of Labor Market que señala que, el pasado mes de abril, el 55% de quienes perdieron empleos en Estados Unidos, fueron mujeres“, explica Jorgelina Albano, creadora de alabadas.com, un acelerador cultural en igualdad de género que se especializa en asuntos relacionados con la brecha en temas laborales y económicos.
Esos datos se van a profundizar con la pandemia. Es una realidad que, en el mercado laboral, las mujeres tenemos los trabajos más de servicio y estamos en el mercado informal más que los varones. Justamente los trabajos de servicio son los que más se suspendieron o donde hubo más bajas salarias o despidos”, enumera Albano.
Las mujeres en el ámbito laboral hoy
“El último Gender Gap Report (diciembre 2019) que elabora sobre 149 países el World Economic Forum indica que, para alcanzar la paridad económica entre varones y mujeres, harían falta recorrer 257 años“, advierte la especialista.
Y aclara: “Siempre y cuando se siga haciendo el mismo esfuerzo que hasta ahora. ¡Y todo esto previo a la pandemia!”, explica Albano.
“Hay menos mujeres en lugares de poder y determinadas profesiones que permiten mejorar ingresos rápidamente. Un ejemplo de la brecha: la mujer más rica del mundo está a unas 10 posiciones del varón más rico del mundo (y heredó un imperio familiar)”, marca Albano.
La especialista entrevistó a más de 130 personalidades en el mundo sobre el tema, entre ellas la expresidenta de Chile Michelle Bachelet y Phumzile Mlambo –Ngcuka Directora Ejecutiva de ONU Mujeres- de los negocios, la cultura y la política.
El trabajo en negro afecta más a las mujeres
La desigualdad de género económicamente también aplica en la falta de acceso de las mujeres al sistema financiero. “En Argentina sólo 6 de cada 10 mujeres (versus 8 de cada 10 varones) participan en la economía formal. El resto de las mujeres tienen trabajos informales“, detalla.
¿Las razones? “Destaco tres: las mujeres tienen una mayor representación en los roles que se están automatizando (menos calificados). No hay suficientes mujeres entrando en profesiones donde el crecimiento salarial es el más pronunciado (como la tecnología) y las mujeres enfrentan el problema de atención insuficiente y escaso acceso al capital“, informa Jorgelina Albano.
¿Cupo femeino en el mundo del trabajo?
Un estudio de la consultora McKinsey, muestra que la diversidad racial se mueve más rápidamente que la diversidad de género en una relación que va del 25% al 36% respectivamente. Claramente, hay mucho por hacer.
Ante esto surge la importancia del control. ¿Cupo femenino sí, cupo no? “El cupo sirve, es un acelerador para lograr la inclusión. Sólo es obligatorio en política -donde deben ser 50% y 50%- en el mundo privado eso todavía está en proceso”, explica Albano.
“Hay entre un 25 y 27% de desigualdad salarial. El World Economic Forum dice que, al menos en los Estados Unidos, cuando esto no se controla, la mujer cobra 80 centavos por cada 1 dólar que cobra el varón.
Y, cuando esto se controla la diferencia es más baja, 98 por cada 1 dólar. Es una muestra de que, si las empresas hacen un esfuerzo de promover la igualdad de pago, la diferencia es menor”, detalla Albano.
“Las mujeres tenemos menos acceso al capital y esto es consecuencia de una cultura que valora lo masculino por sobre lo femenino. Para cambiar esto es necesario analizar indicadores y generar estrategias. En momentos de crisis como este, la agenda de género no debe perder prioridad“.