Violencia discursiva: intimidad, medios y política
Las palabras no son inocentes. No son meros sonidos que flotan en el aire ni simples líneas de tinta sobre el papel. Encierran la fuerza de la creación y la herida de la destrucción. Pueden ser bálsamo o filo, refugio o destierro. Nos narran, nos inscriben en la historia y, a veces, nos condenan a un destino impuesto por otros.