Presidente de la Sociedad Rural Gualeguay, Jacinto Debali (h): comienza... ¡entretenido!
No encontrábamos el día para la entrevista; encima los acontecimientos del sector lo mantenían "entretenido". Habló de la producción, de las clases, de los alimentos, de los precios, de exportaciones, etc.
-Recién asumido y con muchos temas...¿me resume en 2 o 3 hechos?
Diciembre fue un mes de mucho trabajo en el campo. Y diciembre del año 2020 sumó mucho más incertidumbre, angustia y ganas de que se terminara el año. Lo productores estábamos muy preocupados por la sequía, terminando de sembrar soja, con los maíces y sorgos sufriendo por la falta de agua, las pasturas sin recuperarse, los campos naturales prácticamente sin pasto y ni hablar de las pobres vacas del tambo.
Hoy todas esas preocupaciones continúan, 2021 pareciera que va a ser un año tan difícil como el anterior; la pandemia nos sigue acechando, con nuevas cepas y rebrotes. La conciencia social es más bien una inconciencia y la famosa Niña (sequía) no hizo más que acentuar nuestras preocupaciones respecto a los cultivos y pastos.
Las sojas están en la primera línea de batalla contra el clima, esperando que las tan anunciadas lluvias lleguen; en cambio, el maíz ya resignó mucho de su potencial.Las lluvias frenarán en parte esa caída, pero la situación en la provincia de Entre Ríos es regular y ni hablar de la ganadería que no encuentra un pasto verde a su alrededor.
¿Por qué nuevamente al medio del escenario?
Pude haber arrancado contándote que tuvimos unas semanas de mucha actividad gremial desde el sector agropecuario.Aunque llevamos décadas de intensa actividad producto del constante vapuleo que nuestro sector recibe.Pero no si antes contarte cuáles eran o deberían haber sido, únicamente, las preocupaciones del sector.Los productores sabemos luchar contra estas adversidades: lo que hacemos es a cielo abierto; sabemos de inclemencias, heladas, sequías, inundaciones, ataques de insectos, etc. A lo que no nos acostumbramos es al permanente ataque de los gobiernos, que encuentran en el manoseo de nuestra producción la única herramienta para las soluciones de este país, a que decidan por nosotros, que cierren o abran exportaciones a su merced y destruyan mercados sin ningún costo político.O quizás, nos terminamos acostumbrando porque el proceso es tan lento y constante que estamos anestesiados.
Terminamos el año con el anuncio del Gobierno de cerrar las exportaciones de maíz hasta el 1° de marzo con el fin de resguardar el maíz necesario para el consumo interno.Se olvidaron de hacer la cuenta, porque restaban consumir hasta esa fecha 2 o 3 millones de toneladas cuando había disponibles 10 millones de toneladas.
Estaba claro que la preocupación del gobierno estaba en la suba de precios de los alimentos y no en el abastecimiento interno.
El marco (consumo, sequía, etc.), ¿era sin sentido?
Entre idas y vueltas, el Gobierno reconoció su error y dio marcha atrás. Lo que nunca da marcha atrás es el daño a la credibilidad y a la confianza que provoca tomar estas medidas de la noche a la mañana. Es algo que se paga a futuro y eso en el campo pesa mucho.
El campo siempre mira hacia adelante; proyecta que va a pasar con las lluvias, con las heladas, espera el nacimiento de los terneros, hace estimaciones de rindes, proyecta futuras inversiones, nuevos puestos de trabajo.No nos podemos quedar mirando hacia atrás, pero nadie se olvida de que las reglas pueden cambiar de un día para otro y que todo el esfuerzo de años se esfume en cualquier amanecer.
En este país, agropecuario por excelencia, tenemos la obligación de conocer el campo; todos debemos entender de dónde vienen la interminable lista de alimentos que tenemos en las heladeras y alacenas de cada hogar. Detrás de cada producto hay millones de argentinos haciendo el esfuerzo cada día para producir cultivos, leches, carnes, frutas, verduras y miles de productos más.
Arranca otra mirada, otro posicionamiento: ¿alimentos?
Lo sabemos y lo dimensionamos. Las 31 cadenas agroalimentarias (sin contar servicios ytransporte) emplean al 31% del empleo total, son 2.000.000 de personas. Sólo la cadena de la carne de vaca emplea a 100.000 personas, entre veterinarios, trabajadores rurales, camioneros, frigoríficos, etc.
Argentina produce alimentos para 600 millones de personas. Somos el país número uno en exportación de yerba, porotos, aceite y harina de soja; el complejo industrial que hay en Rosario de puertos e industrias procesadoras de soja es el más grande y eficiente del mundo.Somos el segundo exportador mundial de maní, el tercero de girasol, maíz, soja y peras; el cuarto en exportación de cebada cervecera y el quinto en exportación de carnes de vaca, camarones y langostinos, té negro y leche en polvo.
A pesar de todo lo que exportamos, consumimos 110 kg. de todo tipo de carnes por habitante por año, 193litros de leche por habitante por año, 72 kilos de pan por habitante por año y tomamos miles de mates, té o cerveza según la situación.
¿La maldición es la exportación?
El problema no es la exportación.Si alguien nos quiere hacer creer que todo se va para fuera y no queda para los argentinos es relato; el relato le hace mucho daño a este país.
Todas las exportaciones del sector agroindustrial representan el 74% de las exportaciones totales de Argentina. Repito, de todo lo que se exporta desde Argentina, sea lo que fuera, 7 de cada 10 son productos que vienen del campo o la industria relacionada al campo.Vamos de nuevo, 7 de cada 10 dólares que entran al país vienen del campo.
Antes de hablar de maldición, como hablan algunas diputadas (otros, como loros, repiten) hablaría de bendición. Cualquier país del mundo quisiera tener esta bendición.La maldición es la corrupción, la desidia, la burocracia e inoperancia del gobierno.
Tener todos estos productos para exportar genera riqueza y tener riqueza genera oportunidades y las oportunidades generan trabajo, dignidad, esperanza, futuro. Con riqueza se saca a este país adelante, se combate la pobreza. Norepartiendo miseria, nivelando para abajo, dejando sin futuro a nuestra gente.
¿Qué no se les comprende?
Es muy claro, el tema es tener la inteligencia suficiente, la imaginación y la buena voluntad para administrar esas riquezas.
Estamos pasando por momentos difíciles, que nos duelen a todos y es la pandemia. A nivel mundial: el clima adverso en diversos lugares, la tracción de China, por nombrar algunos, han hecho subir el precio mundial del maíz, sorgo, trigo, soja, entre otros. Tenemos una oportunidad histórica de generar ingreso de dólares al país. ¿Alguien imagina cuánto valdría el dólar si no tuviéramos todos estos ingresos?, porque el 90% de los dólares que ingresan vienen de ese 74% que exportamos.
¿Cómo reaccionan los mercados u otros países cuando te retirás, luego volvés?
Mal. ¿Alguien imagina todo lo que perdemos por tomar estas medidas?
La cantidad de mercados que se cierran por falta de credibilidad, sin ir más lejos, Brasil que anunció que permitiría cupos de importaciones de trigo de Canadá; y debemos pensar también en la falta de inversiones, inversiones que van a otros países.Perder eso implica no sólo que no vamos a tener una ruta mejor, un gasoducto o una represa: vamos a perder miles de fuentes de trabajo, desarrollo, conectividad y futuro.Qué mejor ejemplo de todo lo que hablamos para demostrar cuán presentes estamos en la mesa de los argentinos; por supuesto que nos preocupa el valor de los alimentos.Estamos inmersos en un proceso inflacionario devastador, con diferenciales de cambio inimaginables y aumento de muchos insumos básico, como el combustible.
Pero no es cerrando las exportaciones como el gobierno va a controlar los precios.Es historia reciente repasar medidas de este tipo para entender que no funcionan.
También se lo relacionan al tema precios, ¿se habla de desacople?
No es así como van a lograr "desacoplar" los precios internos de los internacionales. La sobreoferta de alimentos en el mercado interno no bajará los precios, quizás por un brevísimo tiempo a muy corto plazo; es como comerte todo lo que tenés en tu casa sin ir jamás al supermercado. Pero, a largo plazo, en 1 o 2 años nos va a faltar la materia prima, por culpa de la desinversión y por ende no habrá nada para procesar. La escasez de alimento llevará a las nubes los precios.
Lo que deberían "desacoplar" son los impuestos, hacer que la plata que recibimos los trabajadores rinda más, Otros ejemplos me gustaría volcar: un salario tiene 70% de impuestos y los alimentos tienen 45% de impuestos, pagamos 21% de IVA en los alimentos. Por esto es que no alcanza la plata del trabajador en el supermercado.
Qué más solidarios podemos ser desde el campo si pagamos retenciones, las retenciones van directo a las ayudas sociales. Para que todos entiendan, del precio internacional el gobierno nos retiene 33% del precio de soja, el 12% en trigo y maíz y el 5% en carne.
Una tonelada de soja vale en el mercado internacional u$s 520 la tonelada; eso cobran en Estados Unidos, Brasil o Uruguay los productores.Acá cobramos, después de retenciones y al tipo de cambio dólar bolsa (oficial para operaciones bursátiles) u$s208 por tonelada. El estado se queda con 312 u$s por tonelada sin invertir, arriesgar ni sufrir por la sequía. Yo me pregunto, ¿no es posible, señores legisladores, usar eso que obtienen gratuitamente, para lograr el famoso "desacople"? En lugar de usar todo este dinero para ayuda social, con la cual no estamos en contra.Si no, ¿conqué inversión se generarían miles de puestos de trabajo, mismo desde nuestro sector, que darían salarios y dignidad a los trabajadores en lugar de ayuda social?
Para mantener los precios de los alimentos en valores lógicos a la situación actual de nuestro país debemos ser solidarios todos,lograr consensos maduros que sean respetados y donde prime el diálogo.
Recién arranca el mandato, ¿hay ánimo de un mensaje?
Necesitamos un país con gente que piense a largo plazo, que esté preparada y formada para afrontar los desafíos de volver a ser una potencia mundial. Necesitamos políticos comprometidos, informados, preparados y con la humildad suficiente como para dejarse asesorar; necesitamos una población consciente, informada e involucrada, necesitamos que participen, donde se sientanútiles, clubes, colegios, hospitales y/o entidades de todos los sectores.Y necesitamos niños y niñas que vean en la educación no una obligación, sino una oportunidad de aprender, de tener conocimientos.A ustedes, chicos y chicas, les pido, atrinchérense en sus colegios, no permitan que este año vuelvan a estar sin clases presenciales; exijan, es su derecho ser educados.El país necesita que se preparen para el día de mañana.