ESPACIO DE PSICOLOGIA
Efecto Dunning-Kruger
En alguna nota anterior hablábamos de los “sesgos cognitivos”, como alteración del procesamiento de la información, que genera en la persona una distorsión o interpretación irracional de la realidad.
Es una predisposición psicológica que nos permite llegar a conclusiones rápidamente, a pesar de carecer de toda lógica. Se denominan también “prejuicios cognitivos”. Hay que tener en cuenta que nuestro cerebro, respondiendo a una necesidad evolutiva y de supervivencia, se ha desarrollado para hacer frente a cambios y novedades. En su complejidad, busca atajos para adaptarse mejor al mundo. Para ello, en situaciones urgentes ha sido mucho más eficaz para el ser humano actuar rápidamente y tomar decisiones con rapidez que esperar a utilizar la razón y el análisis. O sea que esto es útil en muchos casos, pero también nos lleva a algunos errores.
Uno de estos sesgos es el llamado “efecto Dunning-Kruger” por el cual las personas con poca habilidad en una tarea sobrestiman su capacidad para realizarla bien.
Este es el principio por el cual las personas no calificadas creen que son hábiles, es decir, sobrestiman sus habilidades y desempeño. En términos de gestión, el efecto Dunning-Kruger se refiere a aquellos compañeros ineficientes, pero, sin embargo, muy seguros de sí mismos.
Personas que tienen un desempeño deficiente en su trabajo no tienen ningún problema para ofrecerse como voluntarios para un trabajo adicional que puede estar por encima de su capacidad o conjunto de habilidades.
En la década de los 90 dos psicólogos, David Dunning y Justin Kruger, pusieron nombre a este sesgo cognitivo en la neoyorquina Facultad de Psicología de la Universidad de Cornell, tras extraer las conclusiones de un estudio sobre comportamientos humanos. En el estudio confirmaron que las personas que padecen el efecto Dunning-Kruger sobreestiman sus limitaciones, no reconocen nunca sus errores, tampoco piden ayuda y no son conscientes de sus incapacidades. "Esto nos hace entrar en un bucle sin salida: a medida que vamos actuando equivocadamente, vamos adquiriendo experiencia errónea, y eso nos lleva a hacer una tontería tras otra"-dicen.
Algunas de las causas de ello son: La falta de autoconciencia o autoevaluación. Las personas a menudo se olvidan de autoevaluarse, como en qué lugar se encuentran sus conocimientos o habilidades en un dominio particular. La subjetividad es una de las características más comunes de las personas que sufren este efecto. No son capaces de ver las situaciones con distancia ni perspectiva y menos aun cuando se trata un comportamiento personal. También poca experiencia en un dominio determinado. Sin experiencia, es difícil tener un buen desempeño. Además, es difícil saber que su desempeño es bajo a menos que tenga la experiencia. Esta doble carga de ser inexperto e ignorante hace que los menos competentes sobreestimen su competencia, conocimientos, habilidades, talentos,
El efecto Dunning-Kruger puede resumirse en una frase: cuanto menos sabemos, más creemos saber. Es un sesgo cognitivo según el cual, las personas con menos habilidades, capacidades y conocimientos tienden a sobrestimar esas mismas habilidad, capacidades y conocimientos. Es gente que opina sobre todo lo que escucha sin tener idea, pero pensando que sabe mucho más que los demás. - ¿Por qué cuanto menos sabemos, más creemos saber?
El problema de esta percepción irreal se debe a que para hacer algo bien, debemos tener al menos un mínimo de habilidades y competencias que nos permitan estimar con cierto grado de exactitud cuál será nuestro desempeño en la tarea.
Por ejemplo, una persona puede pensar que canta estupendamente porque no tiene ni idea de música y no conoce todas las habilidades necesarias para controlar adecuadamente el tono y timbre de la voz y llevar el ritmo. Eso hará que diga que “canta como los ángeles”, cuando en realidad tiene una voz espantosa.
Lo mismo ocurre con la ortografía, si no conocemos las reglas ortográficas, no podremos saber dónde nos equivocamos y, por ende, no seremos conscientes de nuestras limitaciones, lo cual nos llevará a pensar que no cometemos errores ortográficos.
De hecho, el efecto Dunning-Kruger se puede apreciar en todas las áreas de la vida. Un estudio realizado en la Universidad de Wellington reveló que el 80% de los conductores se califican a sí mismos por encima de la media, lo cual, obviamente, es estadísticamente imposible. Este sesgo cognitivo también se aprecia en el ámbito de la Psicología. Tal es el caso de las personas que afirman que “mi mejor psicólogo soy yo mismo”, simplemente porque desconocen por completo cómo les puede ayudar este profesional y la complejidad que encierran las técnicas psicológicas.
Debemos mantenernos atentos a este sesgo cognitivo porque la incompetencia y la falta de autocrítica no solo hará que lleguemos a conclusiones equivocadas, sino que también nos impulsará a tomar malas decisiones que terminen dañándonos. A veces por creer que sabemos todo lo que es necesario saber, nos convertimos en personas sesgadas, cerradas al conocimiento y emitiendo opiniones como si fueran verdades absolutas.
Esto significa que, en algunos casos, la responsabilidad por los “fracasos o errores” que experimentamos a lo largo de la vida no recae en los demás ni es culpa de la mala suerte sino que depende de nuestra deficiente autoevaluación.
Tratemos de tener en cuenta estas reglas: -Sé consciente al menos de la existencia de este sesgo cognitivo.
– Deja siempre un espacio para la duda, para formas diferentes de pensar y hacer las cosas.
– Opina siempre desde el respeto a los demás. Por muy seguro que estés de tu opinión, no intentes imponerla.
Debemos recordar que nadie es experto en todas las materias de conocimiento y ámbitos de la vida, todos tenemos carencias e ignoramos muchas cosas. Por tanto, lo mejor es enfrentar la vida desde la humildad y con la actitud del aprendiz.
““Este hombre, por una parte, cree que sabe algo a pesar de no saber nada. Por otra, yo, igualmente ignorante, no creo saber algo”. Platón en la defensa de Sócrates.